Cuantas veces, en la distancia, solemos ver y valorar las actitudes de los demás y su capacidad de compromiso, o no, profesional. Sin embargo, cuando este compromiso es en primera persona, las cosas cambian, en especial cuando nos topamos con Cuestiones, eufemisticamente, llamadas de gestión. Para entenderlo algo mejor, os planteo un supuesto. Supongamos que se "monta" una unidad de salud mental de adultos y pegadita una de infantil. Qué hacemos por respetar la intimidad de los niños ya que, tanto niños como adultos, comparten ascensores y otros recursos (no, la sala de espera no). Supongamos que juntar ambos servicios no mejora lo que ya hay, o peor que impide el desarrollo de actividades como la docencia. Supongamos que incluso en caso de ser necesario un rápido desalojo(esperemos que no) se desconozcan si se cumplen los criterios de seguridad imprescindibles. Supongamos que la sala de espera de adultos se ha reducido a un tercio. Supongamos que al poner las unidades en el último piso las personas mayores o con minusvalias, carritos, .. lo tienen más dificil. Finalmente, supongamos que todo esto se ha hablado con el coordinador/a y no se ha conseguido nada, ni siquiera legislación en la que apoyarse, ni a la que recurrir, ... Preguntas: ¿Es suficiente hablar con el coordinador/a?, ¿es suficiente exponerlo en el/los equipo/s?, ¿es suficiente haber buscado legislación y apoyos externos?, ¿es conveniente aceptar el criterio de algunos compañeros y esperar que el usuario se queje?, ¿es aceptable permitir, a estas alturas, un retroceso en la salud mental?.
¿Hasta donde hay que llegar con el compromiso profesional?
¿Hasta donde hay que llegar con el compromiso profesional?
1 comentario:
Si las personas responsables de la decisiones se supieran poner en el lugar del otro, a saber "profesionales" o "usuarios", entonces tomarían otra decisiones, o simplemente que pasaran a ser usuarios/as; psar por esa experiencia aumenta la actitud empática.
Publicar un comentario